Malditas las fauces del mundo,
Corroen y corroen,
Avanzan sus dientes de
Espeso hormigón.
No hay día
No hay noche
Ni un delicado derrame
De crepúsculo escarlata,
Solo sus misiles
De falsas lunas
Alumbrando la sombra
Húmeda del callejón.
Padre, que falto estoy de humanidad,
No tengo ni la medida
Ni el vocablo
Para beber con ellos ésta ciudad,
Qué son aquellos reptiles grises?
Camaleones de un fondo habitado
Que despiadada la marcha de sus patas….
Tímida la menta se abraza al mezquino sol,
Digna no pierde su esperanza
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