hay regla para todo,
las horas de la rosa,
son las horas de una vida,
la hora de una mosca
es la hora de la muerte.
Putrefactos los cerebros
Se unen como lápida,
Fría y dura,
A un recuerdo,
Que es más bien una gran
Mentira,
Me lo escribo en las muñecas,
Puede ser la llave
De la desgraciada supervivencia,
Avestruces
Corren en fila
Ignorando el campo
Que se abre siniestro
A sus extrañas fantasías.
La tormenta las asusta
Es un dios maligno
Dispuesto a castigar
A quien
Sin dudar….
Mirara la amplitud
De ese verdoso campo
Sombras y truenos
Les recuerda
Lo cerca de ellas
Que deambula la muerte
1 comentario:
valiente comentario es esas horas.
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