La hora de partir ha llegado,
Las nubes ordenan las estrellas
Y sus gritos son revueltos
Entre el silbido del viento
Y la elegía profunda del búho.
Miro el reloj, y sueño que avanza con la libertad
Que otorga
La privilegiada eternidad.
Pero
¿Para que quiero yo la eternidad?
Si la fatalidad
Enfoca sus colores entre los días
Hostiles de un hostil agosto.
Hostil hombres,
Hostil lluvia,
Retumban cada uno
Bajo su compás de
Indiferente desgracia……
El reloj no avanza para mí
Queda atónito
Frente a mi desesperación,
Asustado por la boca abierta
Que jadea incompasiva
El hambre del olvido.
Asombrados todos,
Nadie sabe quien
Lanzará la primera piedra.