martes, junio 06, 2006

EL CASTIGADOR

Yo padezco la decidía de los hombres, malditos me arrinconan en las frías esquinas del castillo, van enfurecidos desgarrándome el traje y luego……….en el silencioso lamento osan en amar con rabia mi cuerpo, decidía del veneno que contraen mis labios, los mil nombres de la luna menguante que reposa asfixiada entre las nalgas, la tormenta se desenfada sobre la tierra, los rayos caen en el cuerpo insaciable del castigador, trata de hundirlo en la muerte, pero él sigue en su marcha, sigue sujetando las piernas, sigue abriendo bruscamente los muslos, sigue en dolor masturbándose en mi cuerpo que ya cansado y sucio pretende morir. La tormenta es perpetua en su furia, los rayos se encaminan con furia uno tras otro, sobre el extraño castigador, oigo sus rugidos ahuyentar el trueno que acaba en estrellas blanquecinas sobre la lengua desgastada del sabor de su miembro, maldita la decidía del hombre que en mi postra sus delitos, que en mí clava su arma de nervios hinchada que rasga mi interior, fuerte el tormento de placeres eyaculando mi piel estremecida del ardor, del verano que angustioso me abandonó, viene en inviernos que siempre amo, viene en las embestidas que se repiten y secan mi sexo ya taciturno de calor, con rabia de bestias lunares sigue incesante su marcha sobre mi cuerpo, ruge porque llega su final, porque amamanta el conjuro cruel que alcé a los cielo…….se estrangula repetidas veces, aumenta el ritmo osco del tambor de su pelvis contra mis nalgas, una melodía de perfumes salados inoculando en las heridas que me producen sus garras, presiento adentro, tan adentro su cuerpo inflamado de lujuria, de un poder oscuro y perturbador que enloquece las aguas, un poder oscuro y perturbador que enloquece los cielos, toma con fuerza las caderas hasta desgarrar los músculos entre sus manos que ásperas portan batallas que temo descubrir………….

Y aún cuando el tiempo pasa por sobre las tierras, arranca la vida de los hombres, por algún misterio, se olvida de mí, el espejo miente en la edad, la piel sigue viéndose igual desde aquel día, conserva el candor de mis mejillas avergonzadas de su insaciable apetito por mi amor, el tiempo no pasa en mi habitación, sólo inviernos sempiternos provenientes del oeste recuerdan los días siglos que voy adquiriendo, aquí en medio de una tierra cambiante, esperando que el castigador vuelva como siempre en todas la noches y me tome por su esclavo, por su amado esclavo…………..

No hay comentarios.: